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El presente número de la Revista Le tiene como eje la problemática Fronteras. Así en plural, porque son singularmente heterogéneas desde su origen. Por eso intentamos llevarlas hacia otros territorios más allá del geográfico. Como el caso de la nota central, donde la narración se vuelve la protagonista del acontecimiento narrativo; o como en el de una banda local de música que encarna artísticamente un desgarro cultural y lingüístico pero para reunir nuevamente esos tejidos; o el mismo Fontanarrosa junto a Raúl Novau, donde la literatura se convierte en la ventana indiscreta para acceder al humor o a la infancia; e, incluso, como en el género documental en el cual Ana Zanotti intenta apresar la resbaladiza condición del "borde". Tal como dice uno de sus testimonios: "A la gente le gusta dividir.... Tener las cosas bien separadas". Estas palabras resumen, de manera inmejorable, las tensiones puestas en escena a diario por la diferencia entre el Límite y la Frontera, que se rastrea "desde que hay dos ciudades", como dice en otra parte.
Fernando Aínsa ha señalado algo que nos gustaría citar: lo paradójico de las fronteras es que, más allá de que marcan una zona limítrofe, están hechas para ser cruzadas. En consecuencia, el gesto de atravesar, traspasar, transgredir, etc., está inscripto en el mismo sentido del término. Lo fronterizo es más bien un lugar de tránsito perpetuo, de pasaje. Atravesar la zona fronteriza implica, de alguna manera, atraverse a conectar heterogeneidades, a tejer, en los lindes, sentidos diversos; voces que vienen a decir algo diferente a lo que estamos acostumbrados a escuchar.
Creemos, desde la Revista, que más que un espacio de regulación, la frontera es una medianera, una invitación a lanzarnos al dioálogo.
Bienvenido sea usted.
Los editores