El proyecto educativo y ambiental Canciones Urgentes para mi Tierra pasó por el Parque del Conocimiento, dejando un mensaje claro: el cambio de conciencia en pos del cuidado del planeta es una lucha, y el arte es su mejor arma.
La música siempre ha sido una herramienta poderosa para transmitir mensajes. Ramiro Lezcano, maestro rural cordobés, ha iniciado esta lucha con tan solo una guitarra y sus canciones como armas, enfrentándose a un enemigo imponente: las multinacionales de los herbicidas, especialmente aquellas que utilizan glifosato.
Canciones Urgentes para mi Tierra llegó a Misiones gracias a la invitación del Ministerio de Educación, el Consejo General de Educación, la Cámara de Representantes y el Parque del Conocimiento. Esta acción se enmarca dentro de la propuesta provincial de desarrollo sustentable y preservación de los recursos naturales. Representantes como Ramiro Aranda y Daniela López, del Ministerio y Consejo de Educación respectivamente, así como los diputados Juan Szychowski y Martín Cesino, acompañaron las actividades que se realizaron en el Teatro de Prosa. Por la mañana, participaron alumnos de 5.º grado de las escuelas 5, 960 y 967, y en la tarde, estudiantes del CEP 4, Normal 10, Institutos de Formación Docente, la Escuela Superior de Música y la Escuela Superior de Danzas.
Las actividades del martes 17 consistieron en talleres donde, mediante canciones y relatos, Lezcano, junto a su compañero Martín Gila, transmitieron mensajes sobre el cuidado del medio ambiente. Esta propuesta, 100% educativa y muy entretenida, incluyó el uso de instrumentos precolombinos que sorprendieron a los alumnos y contó con la participación de la artista Cecilia Simonetti y el dúo conformado por Nerina Bader y Karoso Zuetta, miembros del equipo de Patrimonio Regional del Parque.
Cantando y jugando, Ramiro contó cómo nació el proyecto: “Una tarde salimos a jugar a la pelota afuera en una de las escuelas que tenía un espacio y un alumno me dijo: ‘Profe, me pica la garganta’”, recordó Lezcano. La situación se repitió con otros niños, y fue entonces cuando advirtieron que un avión fumigador estaba trabajando en un campo vecino a la escuela. "Lo volátil de esos agrotóxicos provocó que estuviéramos una semana sin asistir a la escuela, todos intoxicados".
Ante esta problemática, Lezcano decidió que la música no solo debía ser un medio lúdico, sino también una herramienta de transformación social. “Les propuse componer una primera canción para pasar en la radio del pueblo”, comentó. Así nació Juguemos en el campo mientras Monsanto no está, inspirada en la obra de María Elena Walsh. Más adelante, el docente decidió llevar un estudio de grabación a seis escuelas rurales, para poner en valor estos espacios de creación y empoderar a los niños, quienes deben trasladarse a la ciudad para acceder a servicios básicos como cine o atención médica.
Una vez terminada la primera canción, un estudiante de siete años le comentó: "Profe, ¡qué linda suena la canción! ¿Por qué no invitamos a ese artista que nos hiciste escuchar la clase pasada?”, refiriéndose a Pablo Milanés. Así, como una semilla bien plantada, el proyecto creció y se ramificó, llegando a oídos de artistas de la talla de Jairo, Teresa Parodi, Abel Pintos, Rubén Blades y hasta Roger Waters. En total, más de 500 músicos se han sumado a esta cruzada proambiental.
El proyecto
Canciones Urgentes para mi Tierra es un proyecto artístico-educativo que nació en escuelas rurales de las provincias de Córdoba y Santa Fe. “Junto a mis alumnos, creamos canciones e invitamos a participar a artistas de los más variados géneros, disciplinas y latitudes. El objetivo principal es contribuir desde el arte a la construcción de una nueva conciencia ambiental y brindar nuevas herramientas pedagógicas para abordar esta temática”, explica el docente. Lezcano comprendió que el arte no es solo un componente cultural, sino también una herramienta de transformación social, un puente generacional y un vehículo de conciencia.
“El canto grupal es un importante factor de integración social. Además de su potencial lúdico y recreativo, puede ser una herramienta de transformación, un puente entre generaciones y una vía para generar conciencia. Las canciones enseñan jugando, lo que las convierte en un recurso pedagógico clave en la Escuela Nueva, donde relacionan acciones, situaciones y problemáticas que llevan al niño a un mundo de expresión, creatividad y compromiso”.
Para conocer más sobre el proyecto, ingresa a cancionesurgentesparamitierra.com